Graciela Lecube Chavez
© 2018
A la salida de la escuela, cada
niño da con su mamá porque
sabe en qué sitio va a estar
de lunes a viernes sin fallar.
Una parte del día acaba
en el abrazo que se dan
-un abrazo como dos no hay-
y otro episodio comienza ya.
Es esa seguridad y confianza
lo que cada día los une más
y si una tarde no la ve de
inmediato, ¡qué desesperanza!
Pero no, allí está ella como
siempre, cariñosa y anhelante,
y si una tarde tarda en verlo,
su ansiedad es desesperante.
Son tal para cual y es hermoso
ver que cada uno respeta el lugar
que tiene: la mamá enseñando
y su hijo aprendiendo, amoroso.
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