Graciela Lecube Chavez
© 2017
Desde que un fino vello cubre
mi labio superior, miro mis manos
por horas pensando en lo que van
a hacer en un futuro cercano.
¿Operar, cocinar, construir, volar,
cultivar, peinar, diseñar y otras
cosas más? No lo sé porque nada
me apasiona en particular. Quizá
no sean mis manos las que definan
la forma en que la vida voy a ganar. . .
por saberlo tengo curiosidad.
Y cuando lo sepa me entregaré
de lleno a cumplir con lo elegido.
El vello ya no es vello desde
que en bigote se ha convertido
y con él, yo mi niñez he perdido.
Comentarios