Graciela Lecube Chavez
© 2016
Cuadro de Silvia Cuello
La muy extraña Nicanora
jugaba sola a las canicas
dejando correr las horas.
Gacha la cabeza, repetía
entre dientes un estribillo
que ningún chico entendía.
Nadie la invitaba a jugar
y todos opinaban que ella
no debía ocupar "su" lugar.
Pero qué sorpresa se llevaron
al verla sonreír al gatito que
mimoso se sentó a su lado.
© 2016
Cuadro de Silvia Cuello
La muy extraña Nicanora
jugaba sola a las canicas
dejando correr las horas.
Gacha la cabeza, repetía
entre dientes un estribillo
que ningún chico entendía.
Nadie la invitaba a jugar
y todos opinaban que ella
no debía ocupar "su" lugar.
Pero qué sorpresa se llevaron
al verla sonreír al gatito que
mimoso se sentó a su lado.
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