Graciela Lecube
Chavez
© 2016
Dios existe, yo lo
ví...
sentado en una
roca,
rodeado de
pecadores,
más joven de lo que
creí.
Su rostro rosadito
casi sin barba,
sonreía
sin reír,
escondiendo
sus sermones,
calladito.
Su barba, ¿dónde la
dejó?
Tranquila, sin
miedo,
a su lado me sentía
cuando mi mejilla
besó.
Amaneció y la
imagen se esfumó
pero en mi mente de
niña
aquel encuentro
perduró.
No cualquiera tiene
el privilegio de soñar
con el adorado Creador.
el privilegio de soñar
con el adorado Creador.
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