Graciela Lecube Chavez
© 2016
El robo de identidad es uno
de los deslices de la actual humanidad,
pero robársela a los milenarios payasos
cuya misión es hacernos reír
y un buen rato pasar, es un delito capital.
Esta nueva moda de esconderse
tras un traje de payaso para robar,
violar, secuestrar, lastimar y hasta matar
a un descocido no tiene excusa ni perdón.
El impacto de esta aberración, ha hecho
que la ley prohiba a las tiendas
especializadas
vender o alquilar este disfraz. La
orden
es también para los que de bufón se
vestirían
asistiendo a la fiesta a la que estaban
invitados.
Los payasos que se ganan el sustento
trabajando de payasos tendrán que
buscar
otro tipo de empleo hasta que pase
esta ola de maldad y entendamos
que la identidad es un derecho
personal, que debemos respetar.
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