Graciela Lecube Chavez
© 2016
Las maestras de ayer sin la técnica de hoy
enseñaban a su modo, con burlas, ofensas,
castigos, amenazas, como creyeran mejor
sin preocuparse de las consecuencias.
Entre esos simpáticos ejemplares, Miss Tiana
enseñaba matemáticas en un grado superior.
Un día llegó a la escuela una niña provinciana
llamada Raquel, dulce y sencilla como una flor.
Miss Tiana al aula entró , una a una las observó
y luego con voz de trueno dijo: “Que pase al frente
la que llegó hoy”. Raquel, con los ojos preguntó
”¿Yo?”,“Sí, usted, la que está sin uniforme”.
Raquel hizo lo que la maestra le pidió. Las demás,
calladas, esperaban una explosión.”Si tiene un cesto
con seis peras, se come una y le dan tres más,
¿cuántas peras le quedan para su hambre saciar?”
Raquel piensa, cuenta con los dedos y responde:
“Serían...” Tiana no la deja continuar: “Mis alumnas son
analfabetas de ciudad y no necesito otra de corral
para enseñar que en matemáticas se es o no se es.
“En matemáticas nada es probable. No lo diré más”.
Y asi crecieron sin saber sumar ni restar, dejando
a sus esposos a cargo del presupuesto familiar.
“¿Y Miss Tiana, dónde está?” “En el manicomio local”.
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