LO QUE QUEDA DEL BARULLO



Graciela Lecube Chavez

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Soy un niño de apenas siete años
que si bien me falta ¡muuuchooo!
para tener bigote, tengo abundantes
pliegues en mi marote (palabra
por cabeza en el lunfardo* argentino)
donde mi capacidad infantil guarda
lo que queda del barullo que hacen
ciertas cosas.

Los festejos patrióticos del 4 de julio
se han ido lejos a invernar hasta el
año que viene, pero para mí siguen
presentes con sus bandas, desfiles,
conciertos, bailes, coros, discursos,
abrazos, sonrisas, promesas, flores.
murmullos, aplausos, risas
y ojos acuosos.

De tanto recordar esos momentos
los hice polvo con los bordes tajantes
de mis recuerdos-- siempre latentes
y aquí estoy ya crecido con barba de
hombre, frente a una vitrina decorada
con banderas, tambores y clarines
anunciando un 4 de julio grandioso,
con más barullo que otros.




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* EL lunfardo es un idioma vulgar de 5,000.00 palabras que los ladrones y prisioneros de Lombardía (Italia) comenzaron a hablar entre los siglos 19 y 20 . Los inmigrantes a Sur América introdujeron el lunfardo en Buenos Aires y Montevideo, capitales de Argentina y Uruguay respectivamente, las dos potencias del Río de La Plata. El lunfardo quedó para siempre entrelazado en el hablar criollo de los tangos.
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