El circo Ringling, Barnum y Bailey
atrajo al público con una acertada
línea publicitaria: “El circo más grande
del mundo”. Todos los actos eran
de primera clase y al frente marchaban
19 elefantes haciendo piruetas
como no se había visto antes. Por años
se presentaron en ciudades y pueblos
vendiendo tantos boletos que las arcas
de sus dueños llenaron. ¿Y ellos? Ellos
seguían como comenzaron: ABUSADOS,
según decían los defensores de animales:
“Sabemos que les enseñan a latigazos
por horas sin fin, sin comer y sin descanso”.
Su insistencia convenció a la justicia, la que
ordenó retirar a los elefantes y cuidarlos
como merecían por su entrega de años.
¿Y quién sería responsable de ese “milagro”?
Pues ... ¡el mismo circo que se hizo grande
con el aporte de estas estrellas, siempre adelante!
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