Graciela Lecube Chavez
© 2016
Cuando se trata en ser los primeros,
hay una Nación ansiosa de llegar.
Japón ya tiene un hotel de prueba
atendido por un trío de robots.
Sin más ni más se presentaron
a trabajar, dejando al gerente,
el contador y la secretaria
con la boca abierta, sin hablar.
¡Claro, qué gracioso! Ellos
no sabían cómo decir “¿Quiénes
son ustedes, y qué hacen aquí?”
porque no hablaban robotís.
De algún modo se entendieron
y aprendieron que les traían
de regalo una pasta dentífrica
que acabaría en segundos con
las caries que les toma meses
o más a los dentistas rellenar.
Pero eso no es todo. Los dientes
de leche crecerán para masticar
sin problemas, porque no hay
crema adherente que sostenga
al paladar... postizo... en su lugar.
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