Graciela Lecube Chavez
© 2015
Cada vez que mis padres me piden
un favor, por pequeño que sea, lanzo
un suspiro ruidoso así dejan de molestar.
Sin hacerse esperar mucho, siento
de pie en mi hombro derecho a mi
angelito Gabriel, dando pataditas.
Como todo lo sabe , me sermonea
malhumorado: “Oye, mocoso olvidadizo,
¿quién te viste y te da de comer?
¿quién te lleva a la escuela, a las fiestas
que te invitan, al cine y al doctor?
¿quién lava y plancha tu ropa, cocina
tus platos favoritos, revisa tus tareas
escolares y complace tus caprichos?
Te aconsejo recordar que recibes
mucho más de lo que das y quienes son
los que se preocupan por saberte feliz.
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