Redacción: Kevin
Jared Martínez Márquez
Fotografía: Claudia
Peters
© 2015
—¡Qué bonita concha! —comenté.
—¡Qué amable! —expresó el pequeño caracol.
—¿Cuál es tu nombre? —pregunté.
—Mi nombre es Hermenegildo —respondió el caracol.
—¿Qué te gusta comer? —cuestioné.
—Me fascina comer el moho que se encuentra sobre las rocas —advirtió Hermenegildo—.
También me gusta comer fruta y verdura.
—¿Cómo masticas tus alimentos? ¿Tienes dientes? —pregunté con
curiosidad.
—Sí, tengo dientes —estableció el caracol—. No los he contado, pero
leí un libro acerca de caracoles como yo; tenemos alrededor de 20 000 dientes,
muy pequeñitos.
—¡Cuántos dientes! —me sorprendí—. Cuéntame algo más.
—Me gusta dormir dentro de mi concha —comentó Hermenegildo—. Desearía
invitarte a una fiesta en pijama, pero no tengo mucho espacio.
—Descuida.
—La esperanza de vida de un caracol es de entre cinco a siete años —agregó
el pequeño caracol.
—¿Te gusta salir a dar un paseo, al atardecer? —cuestioné.
—¡Sí! —se alegró Hermenegildo—. Es muy divertido salir a pasear, soy
algo lento; pero siempre llego a mi destino.
—¡Me alegra!
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