Graciela Lecube Chavez
© 2015
Niños de todas las razas tuvieron
al Papa con ellos durante su visita
a Nueva York a fines del mes
de septiembre. Hasta lo llevaron
de la mano al frente del aula
en una escuela católica de Harlem
donde había un mapa electrónico
colgado o apoyado contra la pared.
Allí le enseñaron a mover las imágenes
en la pantalla con un dedo. El Papa
hizo lo que le pedían y con risas
celebraron esa experiencia única
e inmortal. La armonía presente
en ese momento espontáneo entre
dos partes dispuestas a entender,
ayudó a lograr lo deseado "con amor",
según el Papa les había enseñado.
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