Isabel Arraiza Arana
© 2015
Voló
la abejita y, parada en la flor,
vio
una mariposa de bello color.
La
atrajo su olor, más que cualquier cosa.
“¿Quién
te perfumó?”, preguntó curiosa.
Levantó
sus alas y gritó furiosa:
“Nadie
me perfuma, yo nací olorosa”.
No
creyó la abeja su contestación
y
voló buscando una explicación.
Vio
usar al rosal pétalos de flor
para
hacerle alas de multicolor.
Continúa
volando, hoy, la mariposa.
Perfuma el jardín con alas de rosa.
Perfuma el jardín con alas de rosa.
Comentarios