COYOTES EN MANHATTAN


Graciela Lecube Chavez

©   2015


Se despertaron una fría mañana de mayo
en el Parque Riverside Drive de Nueva York
cerca de la tumba de Grant
y pronto fueron vistos por los dueños de perros
durante su paseo matinal.

Llamaron al 911 pidiendo ayuda
y antes de divulgar noticia tan singular,
la policía –armada de rifles con balas
que no matan sino que impiden reaccionar–
dijo “¡Presente!” con autoridad.

El coyote no le teme al hombre,
por eso uno obedeció y el otro se alejó,
pero la impresión que dejaron fue de terror.
El coyote no está equipado para vivir entre rascacielos,
gente y ruidos

pero es lo bastante atrevido
para meterse donde lo lleven sus cuatro
patas peludas y su cerebro chiquito, sin saber
adónde va. Y resulta que adónde va es un rascacielo
creyendo que fue él quien lo construyó.

 Y así como vinieron se fueron
llevándose el misterio que los envolvió...
Pero siendo curiosos bajaron donde corren los
trenes subterráneos y a los viajeros muy serios miraron
como diciendo: ”Quédense con Manhattan, no nos gustó”.

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