LA PIÑATA


Graciela Lecube Chavez

©  2015

Cuando los siete cumplí,
en alegre fila de amigos
con palo de varios colores
en la mano me pusieron y
a la piñata como loco le di.

Con los ojos vendados
mi turno ansioso esperé,
aunque fui el primero
en probar mi fortuna
por ser el homenajeado.

La enorme piñata amarilla
y verde era una estrella
llena de dulces y sorpresas,
regalo de mis dos abuelitos
ocultos bajo una sombrilla.

Con ansia nos turnamos
en romper esa maravilla
y cuando lo logramos,
sin importarnos la ropa
al suelo nos tiramos.

Mis amigos y yo silbamos,
gritamos, empujamos,
mucho reímos y gozamos
sin que nadie protestara
por ser como hermanos.

¡Qué lindo cumplir otro año
junto a la familia tan querida
rodeado de amigos y romper
una piñata, sin importar para
nada su forma o su tamaño!


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