EL VISITANTE


por Graciela Lecube-Chavez
© 2014


Entró al aula una mañana nublada
traído del brazo por la Directora en persona
–todo un acontecimiento para la clase–
y por no saber español, no dijo nada.

No me gustó su nombre: Astal,
su espalda encorvada, su “cabezota”,
su mirada perdida, sus labios resecos...
¡quiero decir que todo él me cayó mal!

Observaría la clase por un rato,
para seguir su viaje por otras escuelas.
Así como vino se fue, sin decir ni pío,
mucho más cauteloso que un gato.

Todos los chicos, yo entre ellos,
nos quedamos pensando en ese visitante
inesperado, misterioso, poco agraciado
¡que nos dejó con miedo y sin resuello!

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