por Graciela Lecube-Chavez
Primavera, de pie frente a un espejo ovalado
de fino marco dorado, se mira y se vuelve a mirar
sin verse como ella quería, y se pone a suspirar
por ese acontecer inesperado.
Ella sabe que su pelo largo, sedoso y brillante
tiene una coronita de perlas y flores
porque Rocío, la madrina de sus amores,
la embelleció al instante.
Pero , ¿por qué no se veía?
“Soy Primavera y en el Norte esperan ansiosos
por mi perfume, mi dulzura y mis paseos ociosos”,
con inocente ansiedad se decía.
Un copo de nieve rozó su naricita . . .
“Invierno es mi hermana mayor y una atrevida”
se consoló ella casi-casi enseguida,
y recogiéndose la falda giró lanzando una risita.
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