Graciela Lecube-Chavez
© 2013
En invierno, el Dr Vejiga
a sus nietos lleva
a patinar en un charco
hecho hielo en el patio
trasero de su lagar
donde se cobijan
los pajaritos del lugar.
El bullicio que forman
es tan espectacular
cuando todos juntos
necesitan orinar,
que el viejo doctor
les abre la puerta
de su consultorio
donde puedan volver
a la normalidad, usando
las instalaciones higiénicas
que para eso están.
Sus inocentes impulsos
no les causa vergüenza
y el abuelo diplomado
los defiende y consiente
para que sigan haciendo
de lo suyo, sin entender
ni disculpar la alegría
de esos momentos
instantáneos y puros,
¡que no volverán jamás!
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