CABELLO AL RESCATE


  por Graciela Lecube-Chavez

©  2013



  Vi a mis papás darse un beso “diferente”
  en el momento de salir de la casa
  y dejarme al cuidado de una visitante
  a quien yo quería mucho: mi “abuelaza”.

 -¿Adónde fueron? – pregunté curioso yo.
 - Ellos te lo dirán cuando regresen.
 Al hablar, su paladar postizo se aflojó
 y ambos reímos como niños siameses.

 De nuevo serios, abuela quería saber
 lo que sabía sobre el cabello, y dudoso
 como estaba, dije: “Mis papás lo usan
 de adorno y lo atienden cuidadosos.

 Papi acaricia su barba y la cabellera
 de Mami , como si fueran dos joyas.
 - ¿Y si de pronto no las tuvieran?
 - A Mami le daría mi sombrerito de coya

 y a Papi...¡Papi!, grité al verlo entrar
sin su barba y a Mami sin su melena.
 - ¿Qué les pasó, pueden explicar?
 - Donamos el pelo a una causa buena.

 -Los enfermos que se quedan sin pelo
 usan pelucas de los humanos
 y como crece, lo dimos de regalo
 a extraños que sentimos hermanos.

 Abuela me miró con sus ojos aguados
 y con tal de verla reír, me ofrecí
 a cortarle sus lindos rizos platinados
 con un bisturí de juguete, muy apropiado.



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