EL PERDÓN



por Graciela Lecube-Chavez
 
©  2013

 
Ema y Luz fueron buenas amigas
desde la infancia . . . pero Ema
un día abusó de esa confianza,
sabiendo que crearía un dilema.
 
Oculta en la amistad, la envidia
que por Luz sentía, le causó
a ésta una pena implacable
que con el tiempo aumentó.
 
La actitud de Ema creó un veneno
que sin matar a Luz, la consumía;
sus estudios, amigos y paseos
abandonó tras un velo de agonía.
 
“Hija, mereces vivir tranquila”,
le decía su madre, testigo de su dolor:
“Con perdonarla no cambiarás
el pasado, pero tu futuro será mejor”.
 

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