Reseña por Ariadna Sánchez
La sabiduría de nuestros abuelitos es de gran importancia para nosotros los que apenas vamos haciendo camino al andar. Este día me complace presentarles a mi abuelita Licha. Ella les leyó a sus bisnietos la fábula de La Lechera. En ella se nos relata la travesía de una niña que vende leche y en el camino va haciendo planes de lo que ella puede comprar si vende todo su producto. Hace planes y castillos en el aire con las jugosas ganancias que su leche le producirá. Pero no se percata de unas piedras en el camino y se cae la leche. De esta manera se acaban todas las esperanzas de conseguir lo que con tanto afán soñaba. La experiencia con mi abuelita Licha fue inolvidable porque al final del cuento llegamos a la moraleja he aquí lo que entre todos aprendimos esa tarde: No ser ambiciosa de mejor y más próspera fortuna, porque puede uno vivir ansiosa sin que pueda saciarnos cosa alguna. No anhelar impaciente el bien futuro, sabiendo que ni el presente está seguro.
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