por Graciela Lecube-Chavez
© 2013
Por los pasillos helados de la casa
montado en mi caballito de madera
corro que corro haciendo ruido
porque me divierte el triqui traque.
Es domingo bien temprano,
papá ronca pegado a la almohada,
mamá se despierta asustada
e implora silencio juntando las manos.
Yo siento que algo me quiere decir,
pero a los cinco años regreso a mi mundo
del triqui traque y solito me río
sin que siquiera me importe el frío.
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