Graciela Lecube-Chavez
© 2012
© 2012
Me gusta el calorcito del verano
para ir a la playa con mis hermanos.
Y eso hicimos el domingo pasado,
ansiosos, contentos y alborotados.
Las olas jugaban mojando la arena,
y nosotros nos acercamos sin pena.
En eso vimos una bañista tatuada
que nos dejó con la boca cerrada.
En el pecho tenía hojas y nidos,
y en los brazos rayos coloridos,
en las piernas, arañas y mariposas,
y en la espalda unas alas fabulosas.
Su bikini desaparecía entre los dibujos
y los curiosos se burlaban a su antojo.
Entró al mar para no llamar la atención
y los peces huyeron por precaución.
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