CAMBIOS INESPERADOS



Graciela Lecube-Chavez
©   2011



La brisa, que por años jugó
con las campanitas que afuera
de la casa alegres sonaban,
en algo terrible se convirtió.
La brisa  pasó a ciclón ,
y las campanitas de loza fina
siempre tan delicadas
no resistieron el empujón.
Convertidas en trizas volaron
con piedras, plumas y gajitos
confundidas y asustadas cuando
en zona extraña aterrizaron.
Sucias, ansiosas y adoloridas
sin presentarse se abrazaron.
Conversaron, unieron fuerzas
y confiadas retomaron sus vidas.

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