GOMA DE MASCAR

Graciela Lecube-Chavez

© 2009


Cada vez que papá me pesca chasqueando
la lengua como si fuera una vaca más
porque en la boca tengo goma de mascar,
pierde sus galones de hombre civilizado
y son muchas las palabras desconocidas
que repiten el mensaje que él quisiera
yo aceptara aún sin entender, solamente
porque él insiste que no lo vuelva a hacer.
Yo sé que ese hombre nervioso y gritón
es mi papá y que quiere para mi lo mejor,
pero ¿qué mal puede hacerme un chiclet?
- Chiclet es el nombre de la marca para
lo que en realidad es "goma de mascar"-
me dice papá temblando de pie a cabeza.
Yo no respondo porque sigo mascando
con la boca abierta y los ojos espantados
sin darme cuenta por sentirme forzado.
- Eso arruina los dientes - es la misma
cantaleta que no termino de registrar
porque me obliga a aceptar sin pensar.
Si la goma de mascar que tanto me gusta
estuviera hecha con espinaca, quizá él
no se quejaría porque me vería verdoso,
sin dientes y sería menos voluntarioso.

Comentarios

Anónimo dijo…
este relato me conectó
al papá de mi niñez,
igual a este otro señor.
ahora cuando mastico
chiclet y siento todos
mis dientes pienso
con ternura en mi papá.