Nos decía la maestra:
“ahora que están en tercero,
cuiden muy bien lo que hacen,
mantengan ojos muy abiertos".
Esto secedió en la escuela,
a unos niños muy curiosos,
rompieron el reglamento,
y armaron un alboroto.
Un anciano los llamaba,
desde el portón de la entrada,
desobedecieron las reglas,
y acudieron a su encuentro.
El anciano les pedía,
un poco a agua fresca,
pero las reglas prohiben,
hablar con quién no conocemos.
El director llamó a los padres,
dialogaron el problema
los niños se disculparon
y aplazaron el castigo.
"Pués por eso es que te digo,
con ojitos muy abiertos,
no rompan nunca las reglas,
porque ya están en tercero."
María A. Pérez
autora
“ahora que están en tercero,
cuiden muy bien lo que hacen,
mantengan ojos muy abiertos".
Esto secedió en la escuela,
a unos niños muy curiosos,
rompieron el reglamento,
y armaron un alboroto.
Un anciano los llamaba,
desde el portón de la entrada,
desobedecieron las reglas,
y acudieron a su encuentro.
El anciano les pedía,
un poco a agua fresca,
pero las reglas prohiben,
hablar con quién no conocemos.
El director llamó a los padres,
dialogaron el problema
los niños se disculparon
y aplazaron el castigo.
"Pués por eso es que te digo,
con ojitos muy abiertos,
no rompan nunca las reglas,
porque ya están en tercero."
María A. Pérez
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