-Graciela Lecube Chavez-
Lo que les voy a contar
no es un invento mío
sino una historia real.
Si después de leerla
les gustaría opinar, en
losbloguitos@yahoo.com
me van a encontrar.
Un día, como otro más,
al llegar de la escuela
la esperaba su mamá.
-- ¿Cómo estás, Chelita?
-- Hoy mejor que nunca.
-- ¿Y eso? ¿Qué pasó?
-- La clase entera plantó
las semillas de un arbolito.
-- ¿Dónde lo plantaron?
-- En el patio de la escuela
cerca de la ventana del aula.
-- ¿Algún motivo especial?
-- La maestra nos dijo
que sufría por el abuso
que se cometía en contra
de los árboles, que eran
cortados sin ton ni son,
y que juntos íbamos
a hallar una solución.
Chelita guardó sus libros,
su mamá un vaso de leche
le sirvió y la charla entre
ellas, animada continuó:
-- Cuando tú fuiste niña,
¿plantaste un árbol, mamá?
-- Sí, fue un radiante día
cargado de emoción.
-- ¿Sabes si creció?
La mamá no contestó,
pensativa como estaba
en sus recuerdos de niña.
-- Dime, mamá, ¿creció?--
-- Si, su tronco es fuerte
y en su copa frondosa
pájaros diversos hacen
nido, la lluvia le canta,
la brisa mueve sus hojas,
la luna de noche lo besa
y el sol de día en él reposa.
Chelita feliz se fue a jugar
mientras la mamá solloza:
--¿Dónde, dónde estás,
mi arbolito querido?
Sea cual sea tu destino
prendido estás en mi
y es por eso que te digo:
¡siempre serás mi amigo!
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Comentarios
adonde lo aprendio. Esta vez me hizo llorar. Muchas gracias le doy.
Una dominicana.