La enfermita



Como pudo, la pequeña,

levantó su dulce carita,

gran curiosidad tenía,

de ver lo que “ella le hacía”.

_¿Eso duele, señorita?

le pregunta la enfermita,

_“no te apures pequeñita,

que esto te pondrá sanita”.

La enfermera, que era lista,

con compasión la acaricia,

y la niña más tranquila,

“aflojó” lo que ella quería.

_“Este brazo niña buena,

amarro con cuerdas de oro,

y las hadas de tus sueños,

harán lazos para tus rizos”.

_“Cuando duermas, linda niña,

sueña con maripositas,

regarán de un polvillo,

que curan los miedos a las niñas”.

_“Ya me duermo,enfermera,

gracias por tiernos cuidados,

buenas noches, hasta mañana,

despiértame si llega mamita”.



María A. Pérez Santiago

Autora Invitada


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