¡Con cuánto entusiasmo
llegas de mañana!,
y muy tempranito
entras al salón.
Buscas tu pupitre
entre más de veinte,
y si no está listo,
lo acomodarás.
Pones tu mochila
con mucho cuidado,
brillan tus ojitos
de orgullo y amor.
Miras la pizarra,
abres las ventanas,
y de un brinco corres
hasta el comedor.
Regresas contento,
cantas satisfecho,
y una gran sonrisa
adorna tu cara.
Estás preparado,
lo veo en tu rostro,
dispuesto a aprender
la lección de hoy.
María A. Pérez Santiago
Autora InvitadaDerechos reservados. (Copyright)
Comentarios