¿Y AHORA QUÉ HAGO?


Graciela Lecube Chavez

© 2018

Cuando era más chiquito
que chiquito -así como
un huevito- me sentí raro
en un lago bien tranquilito.

Sin saber lo que sentía
supe que era lugar seguro
alfombrado de caricias
que a mi solito pertenecía.

Sin poderme mucho mover,
dormí y nadé dando pataditas
creciendo como rey exigente
atento a lo que podía suceder.

Algo me decía "déjate llevar"
y obedecí, pero al ver una luz
que brillaba al final del túnel
donde flotaba, ¡empecé a llorar!


Comentarios