Graciela Lecube Chavez
© 2017
En el reino de los cielos, la estación
donde las nubes se recuperan de sus viajes
y reciben su nueva asignación, conocen
de memoria a Sonámbulo, el más enfermizo
de todos los niños del familión. El pobrecito
no sabe dormir y él mismo pide que lo llamen
Sonámbulo “porque le queda mejor”.
Una tarde lo vieron partir –sabe Dios dónde-
y de pena nadie se lo preguntó. Así de sencillo.
Se fue ante todos sin decir adiós por lo que asumieron
que un día regresaría como la Tos o con ella.
Y un día apareció más borrracho que una jarra de sangria
acompañado por Sarna y Salmonella, dos desposeídos
en su etapa de bandido. Pero eso también llegó a su fin
y Sonámbulo siguió Sonánbulo cada vez más triste
y sin dormir.
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