Culto a la vejez


María A. Pérez Santiago

Autora puertorriqueña

© 2017

Decía un artículo en un rotativo de mi país
que la publicidad lo celebra todo. El carro nuevo,
la casa nueva, la ropa nueva, la computadora nueva.
Lo nuevo se celebra, más lo viejo no se celebra.
Yo acabo de perder a mi viejita. 
Precisamente en el día de hoy sábado cumpliría 94 años.
¡Casi un siglo de vida! Casi un siglo de vivencias,
de sufrimientos y recuerdos dolorosos de su niñez.
Precisamente el domingo pasado, dos días antes de su gravedad,
sufría una de las regresiones que el Alzheimer produce,
Ella lloraba y decía que hacía una semana
que tía María la golpeaba.
Al darme cuenta de que era unos de esos periodos de regresión, 
le pregunte su edad y me dijo -Tengo 19 años.
La ternura que sentí al notarla tan indefensa
a lo que ella llamaba -me dan escolpizas,
me llenaron de emoción y resuelta, me juré apoyarla más,
visitarla más y amarla más.
Sucede que hay veces que nuestra resoluciones llegan muy tarde
y esta reacción me hace escribir.
Estemos atentos a lo que sucede con nuestros ancianos,
pendientes de las leyes que radican
en detrimento de su dignidad
pendientes de los lugares que escojemos para cuidarlos.
Son ellos, los ancianos, los que nos abrieron puertas 
para nosotros poder estar confortables
ellos con sus consejos muchas veces evitaron 
que nuestras decisiones fueran desacertadas.
Ellos merecen un sitial de dignidad, respeto, 
decoro y adoración en nuestra vida y en las sociedades.
Ellos son nuestro reflejo en la vida de nuestros hijos,
ellos son la herencia del futuro, ¡ no los olvidemos!

Y termino mi escrito con palabras sabias de esta periodista:
-Como se trata a un anciano,
dice mucho de un país. Un estado que vela por sus ancianos,
es un estado que tiene conciencia social.

Mamita, te amaré y recordaré siempre.
Quiera Dios que muchos líderes 
que luchan por los servicios a nuestros ancianos 
lean este artículo y sientan la necesidad de mejorar aún más
los servicios a todos nuestros ancianos.
Todos algún día llegaremos a ser viejos.

Comentarios