Graciela Lecube Chavez
© 2017
La caja de crayolas vino con sus
colores bien organizados como
si fueran soldados de un batallón
que en toda contienda sale elogiado.
Pero cuando los deditos de la niña
Clotilde y los deditos del niño Simón
sacaron dos colores de la fila original,
se formó un safarrancho descomunal.
Como cada color estaba contento
con el sitio asignado, pedía a gritos
que le devolvieran lo robado, hasta
El lugar que halló en aquel momento
desesperado fue una pajarera habitada
por un loro mal hablado donde quedó
por largo tiempo indeterminado.
Los mellizos Clotilde y Simón la hallaron
mojada y doblada. La recogieron sintiendo
mucha pena, sin recordar que eran
los culpables de aquel incredible problema.
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