ENSEÑANZAS INOLVIDABLES


Graciela Lecube Chavez

©  2016



Tengo un maestro suplente
que siempre sorprende por su modo
particular de enseñar. Su preocupación
es el vocabulario del estudiante y cuando
tropieza con una idea diferente busca
cómo la va a implantar.

“Muchas palabras que ustedes conocen
tienen otras prisioneras  que no usan
porque ni cuenta se dan’- nos regañó –
‘Hoy, para que gane la enseñanza,
van hacer listas con palabras que
encierran otras que a la vista están.

Las horas pasé sudando, ansioso de cumplir
y así no quedé con las manos vacías. Llegado
el momento entregué una lista que decía:
camarón, ilustración, inspiración, paciencia,
barbería, comerciante, administrador,
apasionado, mentiroso, escalera, emvarcación...

Aunque mi lista no terminaba allí, un gas solté
al oír que el suplente decía: “Yo sabía que iba
a encontrar a un “burro” con mala ortografía,
y ahora hagan una lista con las palabras
escondidas, si saben dónde están...

Yo comencé sin pensar porque clarito las veía:
cama, ración, ira, ciencia, reía, comer, ministro,
pasado, oso, cal, vaca... “Usted, señorito”
me dijo el suplente agarrándome del cuello:
“¿de dónde saca la v corta para hacer  vaca?
“ De emvarcación”, dije como pude.
“¿Usted creyó engañarme dos veces”?
“No, no, señor”
“Usted no ganó la contienda, pero se lleva
el Premio Mayor porque se atrevió a desafiarme;
ser atrevido es mejor que “sabido” porque tiene
imaginación y la usa con discreción”.


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