Graciela Lecube Chavez
© 2016
Un sábado por la tarde leyendo estaba
los versos del poeta argentino Pedro
Bonifacio Palacios, cuando recibí la visita
no anunciada de un joven escritor salvadoreño
cuyo ídolo literario era Rubén Darío.
-- Palacios tenia un sobrenombre grandioso – dijo.
-- Sí. Se hacía llamar Almafuerte.
--Usted debería tener el suyo— dijo misterioso.
-- ¿Cómo así?-- quise saber divertida e interesada.
A lo que mi obvio admirador se atrevió a sugerir:
-- En mi intimidad usted es Rubena por mi ídolo Darío,
porque en lo que escriben me resultan parecidos.
-- ¡Rubena! –repetí el nombre aquel en un suspiro –
Vanidosa como era me lo robé sin permiso, agregando:
-- ¿Y de apellido? Yo ya lo tengo. ¿Quiere saber cúal es?
-- Claro que sí. Algo de usted tiene que tener.
-- MAYOR – balbucée – a lo que mi admirador me preguntó
con la mirada porque las palabras le faltaban.
– ¿Mayor, usted? No puede ser... no se lo diga nadie.
– Pero lo soy, porque si a los 91 no los parezco, tendría
que renacer para ganarme a Rubena... ¡y a tí!... otra vez.
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Averigüen mas sobre quien es GRACIELA LECUBE.
Ivan Acosta