Zoraida
Rivera Morales
© 2016
Hay
días alegres y días tristes. Los días alegres te sientes bien, con ganas
de reír y participar en juegos y platicar. Los días tristes te parecen feos y
no sientes ganas de hacer nada. La alegría y la
tristeza son emociones y es normal que sientas ambas. ¿Pero a quién le gustan
los días tristes?
Estar
triste no es algo malo. La tristeza es
una manera de expresar lo que nos pasa, igual que la
alegría. Si tienes un perrito y se
enferma, es normal que te sientas triste. Si tu mejor amiga se muda y ya no
estará tan cerca o si tu hermano se va a estudiar a una universidad lejos de
casa, tienes razón para sentirte triste. Tal vez tuviste una discusión o
alguien te dijo algo que te hizo sentir mal. Todas esas son
razones para sentirse triste.
Eso
sí, no le hagas una casita a la tristeza. No la invites a compartir tus días y
tus noches.
Cuando
estés triste pregúntate dos cosas:
1.
¿Por qué estoy triste?
2.
¿Qué puedo hacer para sentirme
mejor?
Una vez sepas porque estás triste podrás
hacer algo para sentirte mejor. Si estás
triste porque tu
perrita está enferma, puedes hablar con tus padres para llevarlo al veterinario
o comprarle algo en
la tienda de mascotas para que se mejore.
Si
tu amiga se muda, tal vez puedan planificar para compartir una actividad que
disfrutan mucho antes de su mudanza. Si tu hermano o hermana va para una
universidad lejana puedes decirle cuánto le vas a extrañar y preguntarle sobre
lo que te preocupa.
Te
sugiero algunas alternativas para sentirte mejor:
1.
Habla sobre cómo te sientes.
Cuéntale a tus padres, un hermano o un familiar
de confianza cómo te sientes. También puedes
hablar con un buen amigo o amiga, pero observa primero como se comporta con los
demás. Si habla mal de otros o le gusta comentar lo que habla con sus amigos,
busca otra
persona a quien contarle.
2.
Ve una película cómica o que
tenga un mensaje motivador. Te recomiendo ver: Inside Out, Ratatouille o Shrek.
3.
Haz una actividad que
disfrutas con alguien que aprecias. Hacer algo
divertido es una gran medicina para la tristeza. Compartir con un buen amigo o
amiga es genial.
4.
No dejes que la tristeza sea
tu mejor amiga. Si te sientes triste
frecuentemente, habla con tus padres, una consejera escolar o un trabajador
social. Tal vez necesites un equipo para ganarle el partido a la tristeza. Si la tristeza es testadura, no
luches contra ella solo a sola.
Deja que la tristeza te acompañe cuando lo
necesites. Piensa que es como un puente que te ayuda a adaptarte a un cambio en tu vida. Que sea tu compañera de viaje, pero solo por
ratitos. Dile adiós, gracias,
nos vemos. Será hasta otro ratito. Y después di: Hola alegría, hola sorpresa, o
tal vez, hola paz!
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