Poema inspirado en los mensajes del Papa Francisco, durante su visita a México
Graciela Lecube Chavez
© 2016
Siempre hay tiempo para que la Misericordia
haga nido en nuestro corazón.
Siempre hay tiempo para que la Misericordia
haga nuestras lágrimas correr.
La Misericoria viene directamente desde
el corazón enternecido que nos inspira a ver
lo que otros han sufrido.
Eso es lo que nos ayuda a descubrir -uno a uno-
los dolores que se engarzan como piedras valiosas
en el cofre de la vida.
Con la Misericordia de compañera nuestras lágrimas
lavarán los dibujos endiablados que destruyen las aceras.
Siempre hay tiempo para abrir los ojos
y compadecernos de desconocidos
que tienen de nosotros un poco.
Siempre hay tiempo para mejorar
cuando ayudamos a otros.
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