Graciela Lecube Chavez
© 2016
Un lunes de enero cargado de nubes
el hacendado Acuña Saldana recorría
el Centro Comercial en busca de algo
original como creado para su categoría.
Después de andar por horas encontró
en un bazar casi vacío un maniquí
cubierto con una chaqueta sin botones,
que por cierto no parecía ser de allí.
Como si oyera un mandato, la arrebató
de un tirón, pensando qué botones
le pondrîa que le hicieran justicia
a su creador con todos los honores.
¿Serían de nácar, oro, plata, marfil?
¿o se verían mejor de otros materiales?
Pero cuando la chaqueta se fue a probar
notó que también le faltaban los ojales.
Comentarios