EL CINE, ESE MÁGICO LUGAR



Mientras existan salas de cine, la magia no morirá. Nos invaden cada vez más las salas con modernas butacas, en el olvido quedaron los viejos edificios, las salas con una gran capacidad de espectadores. 

Cuando se producía el debut de un nuevo filme, un mundo de gente se juntaba en los alrededores del cine. 

Tal vez la videocasetera cambió la idea de ir al cine y nos quedamos en casa, el cable también ayudo a que no salgamos tanto, y ahora el DVD que te permite permanecer en tu casa y ver las películas con la más alta fidelidad. Ahora también puedes ver tus películas favoritas en tu computadora o tableta.

La vieja tradición de asistir al cine o de que las personas se prepararan para ir al cine que era todo un rito: comprar chocolates, pororó, caramelos, para matar esas ganas desmedidas de masticar algo mientras se veía la película. Llamar a las primas para que te fueran contigo.

Sí el modernismo cambió todo, antiguos edificios fueron derrumbados, otros sobrevivieron pues fueron reciclados, otros nuevos surgieron, pero la calidez; el puro sentimiento de esos otros cines quedó guardado en las retinas de los que asistían. 

La política de los cines ha cambiado, todo se renovó, creo que para bien, la comida que se consume trae aparejado muchas ganancias y no sólo hay salas sino también locales comerciales que se dedican a otros rubros. El tiempo ha pasado, llegaron nuevas formas de exhibir los filmes, el sonido, las imágenes, las historias, etc. 

Pero el alma de los cines jamás se perderá, por más paredes que caigan, el cine nos seguirá atrapando con esa rara y asombrosa magia que tiene y tendrá. Al que le apasiona ver películas las verá donde sea. Ojalá la magia nunca muera. 



Leticia Teresa Pontoni

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