LA BOTELLA VACÍA


 
Graciela Lecube-Chavez
 
©  2015
 
 
– Mis queridos niños – dijo la señora Sauzalito
entrando al aula donde ya la esperaban sus veinte
alumnos sentados en sus pupitres, tranquilitos.
 
–Hoy no les enseñaré nada nuevo. Simplemente,
hablaremos– y siguió hablando, ganando tiempo
para que los chicos no pensaran en lo propuesto.
 
– La maestra dijo... ¿qué dijo? Escuchemos, a ver.
Con solo mirarse, los niños se entendían. Ella así
les había enseñado. Por eso eran el mejor grado.
 
Al ver la botella vacía que en su mano movía,
alguien dijo asustado: –Aquí hay gato encerrado.
–Ni gato ni perro, les aseguro. ¡Todo está claro!
 
El domingo cumpliré cincuenta años y mi esposo
me regaló una semana en las Bahamas, unas islas
preciosas rodeadas de agua verde azulada, con la
 
que voy a llenar esta botella para mostrársela a
ustedes, mis queridos diablitos del alma... agua
verde azulada que nadie puede copiar u olvidar.
 

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