LA LECCIÓN


por Graciela Lecube-Chavez
 
©  2014
 


La abuela está convencida de que Tita,
la menor de sus nietas de ocho añitos,
tiene una inteligencia privilegiada
que merece ser estimulada.
Por lo que dedica cada ocasión
para despertar su imaginación.
– Díme, hijita, ¿por qué todos nacemos
con dos ojos, dos orejas y una lengua?
– Para ver y escuchar mucho
y usar la lengua poco.
– No puedo creer que a tu edad respondas
con tanto acierto– dice la anciana intrigada–
pero quiero que entiendas claramente
que se oye con los oídos, no con las orejas.
– Tranquila, abuelita, eso lo sé desde hace rato,
pero lo que dije
de la lengua, las orejas y los ojos
no es cosa mía.
– ¿De quién es, entonces?
– De una señora famosa en la historia universal.
– ¿Cierto?¿quién te enseñó eso?
– ¡Fuiste tú, abuelita!
– ¿Yo? No puede ser. Díme, Tita, si yo no soy, ¿quién?–,
pregunta la dama, cada vez más intrigada.
A lo que Tita, graciosa, exclama:
– Tú no recuerdas, yo no recuerdo...
¡Ay, abuelita, ninguna gana!
 

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