BURBUJITAS



por Graciela Lecube-Chavez
 
© 2014


Cuentan mis papás que a los tres
añitos era un peque voluntarioso
que les dio más dolores de cabeza
de los esperados  y mucho estrés.
 
Por años fui hijo único, el consentido
al que nada le faltaba y lo que pedía
me lo daban sin medir, ¡feliz de mí!
Hasta que fui por mis papás informado
 
que pronto íbamos a dejar de ser tres
porque otro él o una ella nos llegaría.
¿Si estoy contento? ¡No, qué pregunta!
Venga quien venga, ¿qué puedo hacer?
 
Salto el tiempo y les presento a Dieguito,
un llorón insoportable que no deja dormir
y no hay forma de hacerlo conformar
hasta que me vio tomar cocoa con un palito.
 
Como es hueco de punta a punta,
lo soplo para sacarle unas burbujtas
que a mi hermanito hacen reír y a mí
entender que juntos somos una yunta.

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