LA VENGANZA DE LOS LIBROS SIN LEER



 
por Graciela Lecube-Chavez
 
© 2014


 
Cuando abuela Remigia fue invitada
a la gala del Paraíso, dejó de legado
a su nieta Pam una caja con libros
que la niña abrió muy alborotada.
 
Con ellos halló una nota que decía:
“Léelos prontito; los pobres llevan
bastante tiempo aquí encerraditos”.
Al sonreirse expresaba que entendía.
 
A dos amigas a compartir su regalo invitó
pero como ninguna pudo aceptar debido
a previos compromisos familares, Pam,
sin pensarlo, a esperarlas prometió.
 
Días después celebraron la reunión
tan esperada con diversas golosinas,
relatos graciosos y risas que no dejaba
que se entregaran de lleno a  la emoción.
 
Al fin, Pam los libros abrió para leer
y en vez de líneas con palabras,
las tres vieron manchas de tinta
derretida que no pudieron entender.
 
MORALEJA: “no dejes para mañana
lo que puedes hacer hoy”.
 

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