ENTRE PADRE E HIJO



por Graciela Lecube-Chavez
 
© 2014


 
Sin que yo lo supiera, papá compró
un telescopio de largo alcance
y en el balcón de la sala lo instaló.
– Ahora los dos miraremos a la luna
–me dijo con los ojos muy brillantes–
¡Como la astronomía no hay ninguna!
Yo siempre he creído que escondidos
en sus cráteres existen entidades
superiores con extraños motivos–
Papá es un científico aficionado
a quien respeto y admiro mucho
por mantenerme siempre asombrado.
–Y si no existen, ¿qué harás?– le pregunto
y él me responde: – Seguir soñando.

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