por Graciela Lecube-Chavez
© 2013
y me preguntó qué regalos quería.
– No sé... sigo pensando todavía.
– Decide antes de que acabe el día.
Me desperté, comí melón maduro,
de visita vino mi primo Arturo.
– ¿Le pediste regalos a Santa?
–No, pero a mis papis sí, seguro.
De noche me acosté dando vueltas
pensando qué regalos prefería...
me desperté repleto de alegría
por haber pedido ARMONÍA.
Comentarios