por Graciela Lecube-Chavez
© 2013
Mamá no quiere
que me haga tatuajes
porque “trajo al mundo
un hijo, no un salvaje”.
El leñador corta árboles,
el albañil corta tejas,
el carnicero corta carne,
y el peluquero mis orejas.
Me quedé dormido
con los ojos abiertos
y cuando desperté
juré que no fue cierto.
El mono en el bosque
salta de rama en rama,
y la rana en el charco
el agua que derrama.
La pata cruza la calle
con su prole detrás,
y la gente le pregunta
a gritos: “¿Adónde vas?”
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