por Graciela Lecube-Chavez
© 2013
En pleno verano
con un sol abrasador
a los Romero les nació una flor.
Una flor de carne y hueso
de piel color arena
a quien llamaron Azucena.
Azucena creció alta y bonita,
de ojos achinados y ambarinos
como los de muchos felinos.
Azucena salió estudiosa,
y con sus notas sobresalientes
luchó para seguir adelante.
Tenía dotes de escritora
y con su primer libro logró
el triunfo que desde niña soñó.
Como el tiempo no espera
Azucena soltera se quedó
pero eso no la afectó.
Escribir era lo suyo
y en cada letra que escribía
un mensaje de amor había.
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