por Graciela Lecube-Chavez
© 2013
© 2013
A caballo, en una estancia argentina
allá en el sur, voy y vengo troteando
seguido hasta por las gallinas,
divertido aunque algo asustado.
De vacaciones en casa de mis primos
soy el gracioso “gringuito de ciudad”
a quien agasajan con muchos mimos,
que admito me gustan de verdad
Lo estoy pasando “macanudo”,
mucho mejor de lo que esperaba,
y me considero un “pibe suertudo”
por recibir este amor sin trabas.
Comiendo asado y empanadas,
dulces de leche y de membrillo
me pondré del ancho de una campana
sin que nada quepa en mis bolsillos.
Galopando tras un sorprendido “ñandú”
- nombre gaucho del imponente avestruz –
desmontamos bajo la fronda de un ombú,
el majestuoso árbol criollo bañado en luz.
Regreso extrañando las charlas entre mate
y mate, comiendo alfajores, "factura" casera
y otras delicias como churros calientes,
cuyos sabores añoraré la vida entera.
Comentarios
criolla del mio páis de donde tuve que salir.
Leyendo siento hambre de un menu que es de chup
arse los dedos aunque no dice "chimichurri" encima de carne de asado. con el tiempo tengo olvidado bien mucho el habla pero la comida escribida la pienso y pensaba siempre con abundante carinio.