SOÑAR UN SUEÑO


Graciela Lecube-Chavez

©   2012


 
Érase una vez un pintor
de brocha gorda llamado
Plutarco que soñaba con
alcanzar el cielo pintando
estrellas de tales tamaños
que la vida se le acabó
en espera de un milagro.
Encorvado, achacoso
y arrugado, aspiraba más
que antes en ser un astro
“apañador” de luciérganas
siderales al por mayor.
Hasta que una noche llegó
en ser hallado en la calle,
tendido con varios pinceles
en las manos, sosteniendo
una estrella cubierta en papel
de aluminio, sonriente y feliz
como sólo pueden hacerlo
los niños privilegiados.


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