UNA ESCENITA FELIZ

-Graciela Lecube-Chavez-

©   2012


-- Chelita, estás muy seria. ¿Qué te pasa?--
me preguntó papá un día al regresar del trabajo.
-- Nada -- contesté más seria que un ajo.
-- Nada no es una respuesta-insistió cabizbajo.
-- Estoy aburrida, a-bu-rri-da - dije yo cuidando
de separar bien las sílabas para que dentro de todo
no pensara mal de mi. Su opinión era importante.

-- Ven, primero dame un besito. Y luego una sonrisa.
Juntos buscaremos una solución a eso que te aqueja --.
Colgué su chaqueta, y le traje sus pantuflas y una toalla
húmeda para que refrescara su cara y el cuello. Me dio
las gracias con sus ojos de un tono azul profundo
y de pronto me sentí más cómoda dentro de mi mundo.

Me trepé en sus rodillas y me arrebujé en sus brazos;
sin querer queriendo nos quedamos bien dormidos.
Cuando abrimos los ojos, brillaban las estrellas.
-- Mira, Chelita... ¡ésa es la tuya! - dijo con el brazo
hacia arriba. -- ¿Cuál, papito, cuál?--grité yo muy feliz,
levantando la nariz hacia donde él me decía.
-- Allí, allí - siguió él con el mismo entusiasmo -- ¿La ves?
-- Sí, papito, sí, ¡qué linda es!
-- ¿Has visto? Es chiquita, igualita a ti, y se sonríe como tú.
-- Las estrellitas guiñan los ojitos, pero no sonríen, papá.
-- Si no sonríen, te mandan besitos, las muy juguetonas.
Ve a jugar con ellas y entre todas prepárenme una paella--.
Papá tenía ideas muy lindas y en menos que canta un gallo
olvidé lo aburrida que estaba, gracias a él y las estrellas.



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